Flores secas o flores preservadas

Dentro de las artes de la decoración coexisten 2 ramas a la hora de realizar trabajos florales, junto con el uso de flores artificiales que podemos considerar dentro de un ambito decorativo diferente.  Os contamos las diferencias entre las flores secas y las flores preservadas.

Flores secas

La flor seca ha tenido y tiene su hueco en nuestras decoraciones, lo tiene actualmente y seguirá disfrutando de un papel protagonista en las decoraciones de los mejores floristas durante muchos años.  El secreto de la flor seca está en un aporte romántico y con aroma vintage que no pasa de moda. 

Por otro lado si no la tintamos nos ofrece una gama de colores en marrón que no se pueden conseguir con las flores frescas o preservadas. Con estos marrones lograremos aportar colores otoñales y sobrios  a nuestros ramos, un toque vintage. Las flores secas están ahí, adornando jarrones, centros, ramos de novia o diademas en solitario o acompañando a ramos de flores naturales o preservadas. 

 

Las flores secas son sometidas a un proceso de secado y deshidratación, puede ser de forma natural o bien en cámaras de secado donde son sometidas a la temperatura justa para evaporar el agua y no destruir ni quemar la flor.

 

La flor seca tiene una gran ventaja sobre la preservada, el proceso de secado y manufacturación es mucho más económico que el de la flor preservada, nuestro trabajo al secar flores se reduce precisamente a eso, secar, podemos pintarlas o hacerles más tratamientos posteriormente pero secando la flor con un poco de habilidad será suficiente para disponer de un trabajo suficientemente elegante.

 Al contrario que las flores secas la flor preservada requiere de un proceso más laborioso tanto en mano de obra como en material. Las flores secas por norma general no son rellenadas con sabia artificial al contrario que la flor preservada por lo que su proceso será más liviano no solo en mano de obra sino en tiempo de trabajo.

 

Las flores secas tienen muchas ventajas en común con la flor liofilizada, entre ellas el nulo mantenimiento, el no atraer insectos, en la nula necesidad de cambiarles el agua periódicamente. Podremos disponer de flores secas que no sean de temporada o que no sean autóctonas de nuestra área geográfica. Por contra no dispondremos de la belleza natural de las flores sino de una versión elegante, duradera pero marchita de nuestra flor preferida. Para ello nacieron los nuevos procesos de liofilización y secado que en este caso sí nos permiten superar la barrera que nos imponen las flores secas. 

 

Cómo secamos las flores.

Es el proceso más común, extraemos el agua  de la flor dentro de unas cámaras en las que haremos efecto invernadero, como comentamos anteriormente, intentando extraer el agua con mucho cuidado pues este proceso daña de por sí mucho la flor.  Una temperatura superior a los 80ºC quemaría y destrozaría las hojas.

Este proceso es el tradicional milenario que se usaba no solo para secar flores sino para productos de la huerta en épocas que se remontan a miles de años  en las que no existían sistemas de refrigeración y era un proceso necesario disponer de alguna comida en invierno.

Pasados unos días no quedará rastro de agua en la flor. La flor presentará un aspecto marchito, bonito pero frágil, de tacto acartonado y según la flor será excesivamente débil. Esta es una de las principales desventajas de las flores secas respecto a las preservadas, la enorme fragilidad de la flor conseguida con este proceso hará que no podamos secar cualquier flor sin que se caigan las hojas. Este proceso se reservará a flores de pocas hojas y fuertes de por sí, como pueden ser rosas, petunias, orquídeas, nardos.. Aunque podremos secar cualquier tipo de flor la práctica nos enseñará cual es más apropiada a nuestras habilidades y necesidades.

Entre las ventajas de las flores secas nos encontramos que no atraen insectos al no estar vivas y no emitir feromonas ni disponer de néctar o polen. 

Tampoco requerirán de ningún tipo de mantenimiento al no ser necesario regarlas ni cambiarles la tierra, son un mero adorno de jarrón, centro de mesa o ramo. No ocasionarán gastos en abono ni regadío.

 

 

Las flores preservadas están de moda.

Cuando cortamos una rosa nos gustaría que conservara su frescura eternamente, o cuando viajamos lejos y vemos flores y plantas que no son autóctonas de nuestra tierra nos gustaría llevarlas y conservarlas en un jarrón de nuestra casa a 1000 KM por mucho tiempo. Pero todos sabemos que las flores vienen con una fecha de caducidad implícita que será responsable de que  en unos días se vuelvan marchitas y su belleza se pierda. Es un fastidio ver un majestuoso arbusto lleno de hortensias en el jardín de tu primo en Londres y saber que no puedes traerlas a casa y ponerlas en un jarrón o maceta y que se adapten al clima desértico de tu pueblo en Almería.

 

 

Parte de ese gran problema lo solucionan las flores de las que hablaremos a continuación, la flor preservada o liofilizada.

 

Aunque las primeros intentos datan de principio del siglo XX  el proceso moderno y actual nació en los años 70 con la aparición de los nuevos procesos de preservación y secado, los floristas actuales siempre pendientes a las últimas tendencias  y la llegada de Internet a las masas propiciaron el auge de la flor eterna. 

 

El descubrimiento y deseo de decorar con flores y plantas no autóctonas era cada vez más grande, las redes sociales más famosas dedicadas a fotografía como Pinterest, Instagram o Flickr mostraban trabajos, ideas o tips con rosas preservadas, eucaliptus u orquideas de floristas de reconocido prestigio y gran calado en redes sociales,  llegó el momento en que todo el mundo descubrió el inmenso potencial de las flores preservadas.  

Este Boom que ha pasado a ser un standard ha propiciado que todos quieran realizar sus propias creaciones basadas en trabajos de otros diseñadores o crear su propio camino.

 

Cómo conservamos las flores.

Las flores preservadas tienen un aspecto casi natural,  es un proceso nada trivial que ha ido evolucionando y perfeccionándose durante muchos años.

Lo primero es al igual que las flores secas es cortarlas en el momento que queramos e introducirlas a la mayor brevedad en la cámara de tratamiento.

Podemos estar interesados en cortarlas muy pequeñas, en tamaño standard o ya abiertas, la forma en la que las cortemos será en la que se mantenga durante toda su vida.

Este proceso debe hacerse lo más rápido posible pues necesitamos que conserven todas sus características. Una vez extraida el agua  se procederá a introducir una solución basada en gliceroles líquidos por la savia que será la que aporte la rigidez y flexibilidad a la rosa.  

Deshidratando la flor e inyectando glicerina con tintes conseguirmos flores preservadas de diferentes colores

Este proceso es muy importante porque dependiendo del material usado dispondremos de unas flores de mejor calidad.  El proceso de teñido se hace introduciendo tintes dentro de la misma sabia. La flor preservada al extraerle el agua cambia ligeramente de color.

Si queremos variar ligeramente el color de la flor deberemos introducir tintes complementarios que nos permitan disponer por ejemplo de rosas verdes, en diferentes tonalidades de rojo o azules.

 

Entre las ventajas de las flores preservadas respecto a las secas está su majestuosidad, son idénticas a las frescas y en algunas ocasiones incluso mejor. No necesitaremos regarlas, conservarán parte de la flexibilidad de las flores naturales al contrario que la flor seca que es rígida y frágil.

No será necesario invertir en abonos, pesticidas, insecticidas, solo con pasar un spray de aire por la superficie será suficiente para mantener su frescura durante muchos años.

La elección está en tu mano, flores secas rígidas, vintage y elegantes o flores preservadas flexibles suaves al tacto y con aspecto de flor natural. 

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